DÍA 19 / 2017

Tiempos de cambio (o por qué pasarse al desarrollo indie)

Aunque parezca una obviedad, no siempre somos conscientes de que a día de hoy solo necesitamos un portátil y una buena conexión para ganarnos las habichuelas. Si tu jefe es un tirano, ¡dile adiós!


Un buen día me desperté por la mañana; me tomé un café como si fuera un chupito y bajé a toda prisa a la parada de BiciMad, rezando para que hubiera alguna bici en buen estado, y no llegara tarde (otra vez) a la oficina.

Viernes. Estaba agotado.

Me crucé medio Madrid, y conseguí pasar el control de seguridad y sentarme delante de mi ordenador un minuto antes de que empezara mi jornada laboral. ¡Éxito!

Después del stand-up, fui directo a buscar a mi jefe, y le dije que dejaba el trabajo.

Sí, chicos: tras años trabajando como asalariado en grandes consultoras, decidí empezar por mi cuenta. Creé mi propio estudio web.

He llegado a la conclusión de que el mundo del desarrollo web en España, sufre de furiosa obesidad mórbida. Ineficiencia galopante. Equipos enormes, meetings interminables, scrum y proyectos infinitos.

En mi opinión, esto ocurre a causa de una interesante paradoja:

Por si alguien no conoce el dato: más allá de nuestras fronteras, las empresas contratan equipos de desarrollo de dos maneras. O bien como permanent employee o bien en régimen de contractor. Bajo esta segunda opción, el trabajo te lo brinda un headhunter, te tratan como un verdadero freelance, manejas tus impuestos y nadie pregunta más. Yo tuve la suerte de trabajar bajo este régimen durante un par de años antes de probar suerte en nuestro país. Cuando volví, intenté encontrar un puesto similar. Y cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que aquí el trato es diferente: la gente trabaja como contractor y cobra como asalariado.

Como en toda gran empresa, la organización está más preocupada por su propia supervivencia que por la calidad de los proyectos. Con este modus operandi, se tira tal cantidad de recursos por el retrete que, si uno se pone a echar cuentas, el balance resulta impactante. El sistema funciona así: grandes empresas contratan a grandes consultoras, que presentan proyectos largos y caros y, como los recursos son prácticamente infinitos (hablamos de bancos, empresas del IBEX, etc.), no hay problema. El sistema se retro-alimenta. Las apps se terminan en períodos de meses, e incluso años. Los puestos de contractor se convierten, a efectos prácticos, en puestos permanentes.

Inteligente, ¿no?

Sólo para ellos.

¿De verdad hace falta un enorme equipo de gente, un presupuesto infinito, para hacer una Webapp? Habrá veces que sí; pero muchas otras, no. La genial Ley de Parkinson lo resume: "el trabajo se expande hasta completar el tiempo disponible”.

Y que quede claro: no estoy diciendo que todas estas empresas no estén haciendo lo correcto. No estoy diciendo que los trabajadores no sean unos genios en lo que hacen. Siempre me he encontrado con auténticos jinetes del desarrollo. Ojalá nos dejasen tomar más decisiones, ¿no? Pienso que entonces, la cosa cambiaría, y mucho, en beneficio de todos.

Por eso decidí tomar otro camino. La pregunta que asaltaba muchos de mis despertares, era: ¿De verdad es esto lo que quiero hacer con mi vida? La respuesta era: ni puta idea, la verdad.

Ahora sí.

Trabajando para uno mismo, no te queda otra que seguir tu propio rumbo. Tomar decisiones importantes, para el día a día y el futuro. Ser creativo. Controlarse uno mismo las cervezas, etc.
Pero no vayamos tan rápido...

Dejé mi trabajo estable y bien remunerado. Llamé a un amigo de toda la vida y le dije: -tío: ¿Y si nos lo montamos por nuestra cuenta?

Y aquí estamos. Empezamos hace menos de un año, y desde un principio se respira un aire más libre. De momento, nos va bastante bien. ¿Y por qué? Los tiros van por aquí:

  • No buscamos trabajar para grandes empresas. Queremos hacerle la página web a tu vecino.
  • No buscamos muchos clientes, ni intentamos agarrarlos a base de mantenimientos absurdos. Nos lo montamos de tal manera que el cliente no tiene que pagar mantenimiento por tener su web actualizada y en correcto funcionamiento. Y creemos que colaborar con otras agencias, nos nutre y nos aporta lo suficiente para que el barco siga navegando.
  • No queremos cobrar lo máximo posible por un trabajo, sino cobrar lo que nos parece justo.

Resumiendo: intentamos ser personas; no números. Y por suerte, el boca a boca sigue funcionando.

Y bueno, claro: mejor pilla una oficina (trabajar en pijama quizás no sea tan buena idea como parece). Contrata a un gestor; intenta ir lento pero seguro (no peques de ambicioso. Este mundo trae consigo otra clase de problemas).

A día de hoy, éste es nuestro mensaje a nuestros compañeros en la industria del desarrollo Web: existe otro mundo ahí afuera, donde los límites, los precios, los tiempos, los marcas tú. Y si es así, ¿por qué no vas a superarlos? Llegar donde no hay estructuras piramidales, ni se siente uno un engranaje en una máquina escacharrada.

En nuestro día a día, hay semanas que trabajamos más, o menos que antes; hay meses que ganamos más, o menos  que antes; pero hacemos las cosas a nuestra manera, e intentamos aportar una luz diferente a una industria que cada día está más saturada, y admitámoslo, quizás más denostada.

Y, sí: ¡joder! ¡Acabamos de volver de 2 semanas trabajando desde Fuerteventura! Porque ese era otro motivo importante para lanzarse a esta aventura. Nos encanta movernos. Nos encanta levantamos un martes, y poder coger 4 cosas e irnos a un lugar desde donde se vea el mar, y tomarnos algo mientras discutimos la semana en un chiringuito soleado. Porque si dicen que la vida es corta, ¿para qué gastarla encerrado en un cubículo, si para hacer tu trabajo solo necesitas un ordenador y un router portátil?

¿Te apetece ir a esa conferencia anual que hacen en un país cercano? ¿Ver un concierto de tu grupo favorito, un jueves, tocando en otra ciudad?

¿Y por qué no? A lo mejor, solo depende de ti.

Sergio Pueyo

Blitz! es un Estudio Web Indie con principios: Nos gusta vivir sin agobios y con nuestros propios horarios. Nos gusta relacionarnos con personas afines, que tengan pasión por lo que hacen, y que no te quemen por sus quemes. No nos gusta vender motos.