Las circunstancias vividas en estos meses han llevado a muchas empresas a intentar adaptar sus procesos de cara a la nueva normalidad, y el mundo de la formación no está exento de dicha transformación. En estas lineas intento analizar la situación de la que partimos y la que nos hemos visto obligados a adaptar, analizando y poniendo en tela de juicio sí los formatos de formación actuales cumplen con las necesidades empresariales que tiene actualmente nuestro sector.
No nos olvidemos que formamos a personas que trabajan con personas, que cubren necesidades dentro de un mundo obligado, de la noche a la mañana, a vivir confinado.
Cojamos retrospectiva 🧐
Hay una frase de Albert Einstein que decía lo siguiente, “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y los países, porque la crisis trae progresos”.
Todo el mundo es consciente a estas alturas de las circunstancias que vivimos desde hace meses y uno puede llegar a pensar que poner esta frase es pecar de frívolo ya que esta pandemia, que nos ha tocado vivir y sufrir, está acabando no solo con la salud y la vida de muchas personas sino también con su sustento y forma de vida.
Pero antes de que alguno me eche a los leones, por citar una frase de una de las mentes más importantes de todos los tiempos, me gustaría explicar por qué creo que el contenido la de misma tiene hoy más vigencia que nunca.
Hagamos un poco de retrospectiva, y analicemos lo que mucha gente está viviendo en este momento y los cambios que, en muy poco tiempo, nos ha tocado experimentar y adaptar, como si de una teoría evolutiva estuviésemos hablando.
Hace apenas 7 meses nos encontrábamos con una industria con un presente y futuro prometedor. El mundo del desarrollo web estaba viviendo una época de bonanza que llevaba a muchas personas a valorar el formarse en esta profesión, llamadas por el éxito y crecimiento que estaba teniendo. Y como si del mismo "El Dorado" se tratase dejaban sus antiguas vidas con la promesa de una futuro más prometedor.
Y en cierta medida no iban desencaminados, pero seamos consecuentes. Ni era fácil antes, ni es más difícil ahora. Simplemente es distinto.
La tecnología, entre la que se encuentra el desarrollo web, tiene una premisa, que como solía decir un famoso comentarista de formula 1: "si pestañeas, te lo pierdes".
¿Qué ha hecho el COVID-19 por nosotros? Darnos un guantazo literal en nuestra forma de pensar en muchísimas cosas, acelerando procesos que en cierto modo ya empezaban a intuirse y que nos guste o no, han venido para quedarse.
Yo estoy orgulloso de la capacidad de adaptación que mi profesión está adquiriendo en estos momentos, pero también veo, con espíritu crítico, que hay cosas que deben cambiar para que el futuro de la formación y del desarrollo crezca y supere los males que de forma directa o indirecta acechan a esta industria.
Debemos ser capaces de adaptarnos y evolucionar la formación y capacitación de nuestra industria, para que cada vez haya más y mejores profesionales adaptados a reaccionar a las necesidades de demanda de un mercado cada vez más tecnológico.
Llevo en este campo alrededor de 15 años y más de 10 como formador. Me he dado cuenta de que lo que más valoro de una formación, es la capacidad que tiene de ofrecer solución a problemas actuales, sentando unas bases sólidas, para que el alumno después pueda crecer y evolucionar por su cuenta.
Esto hace que los centros de formación y escuelas técnicas den cada vez menos valor a un título, y pongan sobre la mesa su capacidad de sacar profesionales al mercado que sepan resolver y adaptarse a lo que se demanda. Las escuelas que no sean capaces de hacer esto y solo vean en la formación un negocio, bajo mi humilde opinión, tienen fecha de caducidad.
Formación pre-covid 🦠
En los últimos tiempos, como ya hemos comentado, la bonanza en el sector era palpable. Llevamos tres o cuatros años donde se veía cómo la formación tecnológica estaba muy demandada, y términos como bootcamp y master estaban en boca de todos.
Y sinceramente, ni tan mal. Son cursos que en un corto espacio de tiempo preparaban para el mercado laboral, que demandaba un gran número de profesionales para cubrir sus necesidades. La velocidad del mercado requiere ser capaz de encontrar profesionales adaptados a los nuevas tendencias de forma muy rápida y en cierta medida estas formaciones lo conseguían.
¿Pero qué ha pasado?, el mundo se ha parado, hemos pasado de ir en sexta con una velocidad de crucero, a de repente bajar a tercera y salvando una carretera muy accidentada.
Creo que muchos de nosotros nos hemos cansado de escuchar estos meses que el sector tecnológico es el que menos va a sufrir, que podemos teletrabajar, y que realizando una buena gestión, no deberíamos notar mucho la crisis económica actual.
Bueno, digamos que no es oro todo lo que reluce, porque no nos olvidemos de una cosa, para poder trabajar hay que tener clientes y muchos de nuestros clientes potenciales lo están pasando mal en estos momentos. Algunos dirán, que es porque no supieron digitalizarse, y aunque tengan razón no podemos pedirle de repente al mundo entero que cuando están las cosas difíciles, inviertan y gasten en tecnología. ¿Qué sería lo adecuado para sobrevivir?, tal vez. Pero cuando ves que las cosas se ponen difíciles lo que casi todo el mundo piensa es, en nadar y guardar la ropa.
La situación es muy complicada y muchos de nuestros clientes están pensando en ¿cómo mantener sus negocios?. Y aunque para algunos de ellos la única solución sea digitalizarse, hacer el cambio en tan corto espacio de tiempo cuesta mucho. Repercutiéndonos directamente.
En formación en desarrollo web es igual, en los últimos meses ha habido una parada brutal en número de contrataciones, lo que antes era un no parar ahora se ha convertido en procesos de selección que no terminan de materializarse, y esto hace que tanto escuelas como futuros alumnos se replanteen mucho qué hacer a corto-medio plazo.
Analicemos los diferentes puntos de vista...
Desde el punto de vista del alumno 👨🏼🎓👩🏽🎓
Tomar la decisión de formarte, cambiar de vida, y asumir una profesión que no es la tuya, o incluso intentar mejorar en tu profesión, siempre plantea retos y dudas.
Empiezas a buscar lo que crees que te va a gustar más, las tecnologías que más se están demandado, lo que se te da mejor, y lo que tienes es una empanada en la cabeza considerable. Esto se complica cuando empiezas a buscar sitios donde dar clase y todos te cuentan que aquí somos los mejores, que damos lo último (evidentemente todo el mundo quiere venderse bien, es lícito), pero claro tú no sabes qué hacer y buscas gente que te aconseje, amigos que hayan hecho algo parecido, comparas y eliges.
Aunque siempre existe el miedo de saber si vas a poder con ello o vas a ser capaz de aprender lo que realmente dicen que te van a enseñar.
Pequeño consejo: lo más importante y lo primero que deberías saber es si te gusta. No tomes una decisión por la promesa de un trabajo mejor o un sueldo mejor, porque si algo nos ha enseñado el COVID-19 es que todo puede cambiar muy rápidamente.
Una vez decidido da el 100% de tus capacidades por conseguirlo, nadie te va regalar nada aunque lo pagues.
Desde el punto de vista de la escuela 🏫
La formación desde hace muchos años es un negocio interesante, no nos engañemos, todo el mundo busca mejorar y para ello se tiene que formar. En un mundo tan cambiante como es el desarrollo web, hay que estar adaptándose constantemente, y las escuelas técnicas han sabido ver esa necesidad y explotarla.
Ahora bien, como he dicho antes, no vale todo. No es solo tener cuantos más alumnos mejor, hay que cuidar el producto y sobretodo al cliente. Una escuela técnica vale lo que valen sus alumnos en el mercado laboral y si no eres capaz de sacar a gente capaz, es pan para hoy y hambre para mañana. No nos engañemos.
Encontrar un formato que funcione, es realmente difícil. Yo como docente he probado muchos y muy variados, y tengo una idea de lo que creo que funciona bajo mi punto de vista.
En los últimos años el formato bootcamp ha estado en primera linea como una formación intensiva e inmersiva, que muchos demandaban para materializar un cambio en su profesión. Conseguía que muchas persona aprendieran a programar, y que profesionales que llevaban tiempo en el sector se pudiesen reciclar en un tiempo record.
Es un formato que personalmente me gusta mucho, creo que se obtienen resultados, siempre que el alumno esté implicado al 100% y que le guste, evidentemente. También creo que es un formato que está siendo muy explotado y que todo el mundo quiere su trozo de pastel. Pero una vez más el COVID nos ha puesto en nuestro sitio demostrando que la gallina de los huevos de oro no existe.
Pequeño consejo: Creo que es el momento ideal para darle la vuelta a los formatos actuales y adaptarlos a las necesidades del mercado laboral. El teletrabajo ha venido para quedarse y tenemos que formar a profesionales preparados no solo para resolver problemas, sino para hacerlo a distancia y en equipo.
Brainstorming 🌧️🧠
Llegados a este punto alguno estará pensando, bien ahora viene la parte en la que os cuento cómo se soluciona esto. Pero lo cierto es que no soy más que uno de los patos del estanque, que aparentemente tranquilo, mueve sus patitas a toda velocidad para mantenerse a flote.
Así que no tengo la respuesta, pero tengo algunas ideas que me gustaría exponer y así aportar mi pequeño granito de arena.
Desde el punto de vista empresarial creo, bajo mi perspectiva por supuesto, que las empresas van a buscar menos profesionales que antes, pero más especializados. Con lo que a futuro, el concentrarse en una rama puede ser una baza muy interesante. Eso no implica que términos como Full-Stack dejen de existir, pero sinceramente creo que todos sabemos que al final nos decantamos por un lado o el otro.
Pongamos ejemplos: frontend-backend, javascript-python, y muchas de las luchas que ya estamos viendo que se producen en el sector.
Creo que la formación durante algún tiempo va a tener que "prescindir" de la presencialidad que todo el mundo buscaba, por un modelo online. Pero este cambio de paradigma no se soluciona solo poniendo un micrófono y una cámara.
Ahora mismo se está viviendo no solo en las escuelas técnicas si no también en los colegios, que debido a la reducción del aforo de las clases hemos pasado a un modo telepresencial donde algunos alumnos están online y otros presenciales. Bien, la situación nos ha llevado a esto y hay que adaptarse pero creo que se puede ir a un formato mejor, que potencie más las capacidades del alumno.
Entendedme, sí ya es difícil para un docente llevar una clase presencial, imagina lo que significa que algunos alumnos estén presenciales y otros online. Sin contar con los entresijos de las redes de por medio, caídas de conexión, etc.
Es muy complejo tratar a todos los alumnos por igual si las circunstancias que los rodean son distintas y los alumnos creo que también lo notan.
Propuesta Final 💡
Formemos a los profesionales de forma distinta. Hagamos cursos más cortos y menos costosos que les permita integrarse de forma más rápida en el mercado laboral. Igualmente inmersivos e intensivos, porque creo que esos formatos sacan lo mejor de los alumnos al dedicarse un tiempo exclusivo a aprender, pero de una forma más concreta.
En una conferencia hace tiempo escuché el concepto de AULA INVERTIDA. Por si alguien no sabe en qué consiste la idea, se trata de realizar formaciones online en cuanto a contenidos, que pueden ser encapsuladas (grabadas) o en directo. Junto a prácticas o ejercicios presenciales aplicados al mundo real, es decir resolución de problemas reales o incluso casos prácticos sacados de las mismas empresas. Esto favorece el trabajo colaborativo y de grupo.
Otro punto importante actualmente es que todo curso que se precie tiene que tener una parte de herramientas que enseñen, al menos, de una forma práctica, cómo trabajar en remoto. Aquí más de uno ya me estará destripando, diciendo que en mi empresa ya sabemos hacer eso, que no es nada nuevo y que el mundo del control de versiones ya está muy integrado en nuestro flujo de trabajo. Pero la realidad es otra, la mayoría de la empresas acaban de empezar a apostar por el trabajo remoto y se han dado cuenta de que hay millones herramientas NO-CODE que no estaban integradas en su flujo y creo que esto hay que potenciarlo.
Al hacer cursos más cortos los alumnos no llegan con tanta empanada de conocimiento y tan sobresaturados. Dándoles pie a tener la mente más despejada para aprender dichas herramientas y integrarlas en su forma de trabajar.
Otro punto que me parece muy interesante es el trabajar junto con las empresas que van a necesitar este tipo de perfil. Creo que estar alineados con las necesidades reales del sector puede ayudar a escuelas y alumnos a encontrar un forma perfecta de integración. Esto lo teníamos más o menos resuelto contando con docentes que son profesionales en activo del sector. Pero no hablo de contarlo, hablo de vivirlo, que las empresas se impliquen más en los procesos de formación y selección de nuevo talento.
Por ejemplo, cuan fácil sería para una consultoría o factoría de desarrollo organizar en común con una escuela, un hackaton para captar y evaluar talento. A los alumnos les daría un feedback tremendo de lo que les espera en una empresa de este tipo, a las escuelas tener de primera mano las necesidades que debe cubrir el mercado laboral, y a las empresas poder probar el producto antes de comprarlo.
Sinceramente me explota la cabeza cada vez que me pongo a pensar en estas cosas, ya que veo que hay ideas que se están llevando a cabo pero otras que estamos perdiendo una oportunidad brutal para darles un valor añadido a nuestras formaciones.
Como profesional del sector, que lleva muchas horas de clase a sus espaldas, creo que tenemos la obligación moral y profesional de conseguir que nuestras formaciones logren integrar en el mercado cada vez a mejores profesionales adaptados al status actual, COVID-19 incluido, y hacerlo manteniendo la calidad, y cumpliendo las normativas que, nos gusten o no, van a estar con nosotros todavía un tiempo.
No dejemos que el COVID nos venza y seamos los primeros en comandar el cambio que se nos viene encima. Siempre he dicho que la mejor forma de enseñar es pensar cómo te hubiese gustado que te explicasen las cosas a ti cuando lo aprendías. Solo que ahora hay que hacerlo a distancia y en equipo.